sábado, 24 de marzo de 2012

PARANOICA

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Dicen que debes seguir y perseguir tus sueños.

Donde viajo cuando escribo, quien se va a marchar y
quien se va a quedar a ver el próximo eclipse conmigo.
Cual será el nombre de mi hijo, cual mi oficio,
cual la causa de mi esfuerzo y cual la de mi sacrificio.
Que me mantendrá de pie, y cuantos los problemas afrontar
y cuantas veces volvere yo al mar.
Cuanto tardaré en escribirte lo que te gusta
cuando perderé el miedo a todo lo que me asusta.
Donde moriré y donde iré cuando me falte la vida.
Quien cuidará de mi si enfermo ¿quien lo sabe?
Quien me querra y a ciegas yo seré su parte
contratante en la primera parte y luego en lo restante.
Quien guarda mis secretos, donde miro cuando duermo,
que digo cuanto sueño y cuanto es realmente cierto.
Cual es mi nombre que sigo en distintas vidas,
quien me la ofreció y mordí esa manzana prohibida.

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Secarse las lágrimas, respirar profundo, levantar la mirada, y con una dulce sonrisa decir ''estoy bien''.

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Cuando has amado, tu alma no lo olvida, por mucho que sí lo haga
tu mente. El amor pasa a formar parte de tu ADN, tu esencia. Es
sabiduría y pensamiento, arraigados en lo más íntimo del corazón y
del alma. Y ello puede ser una bendición o una maldición. No hay
forma posible de rellenar ese vacío, ni tratamiento eficaz contra el
dolor persistente del amor perdido, salvo su regreso.